La explosión de la inversión sostenible ha provocado profundos cambios en las gestoras, y no solo en su gama de productos, también en la propia organización y en la forma de trabajar. No en vano se ha incorporado un factor al análisis de las inversiones que está llamado a pesar tanto como los que tradicionalmente se han utilizado desde el punto de vista estrictamente financiero. La metamorfosis no ha hecho más que empezar. Responsables de selección de fondos y especialistas de producto enfocados a clientes de banca privada reflexionan en el marco del XXVIII Think Tank BNY Mellon sobre esta transformación.
Una regulación que exige estar a la altura
Los motores del cambio son varios, pero hay uno determinante que es la regulación. En temas de sostenibilidad hay una agenda política muy ambiciosa que se ha traducido en una regulación exigente. Esto ha ayudado a que la sostenibilidad sea una tendencia estructural que afecta a todos los agentes y a todos los procesos. “La sostenibilidad es una nueva dimensión que afecta a cada uno de los procesos: al procesamiento de los datos, a los modelos cuantitativos, a los cualitativos, a los de due diligence, etc.”, comenta Gisela Medina, responsable de Selección de Fondos y ETF en BBVA Quality Funds.
Añade que toda esta nueva regulación exige a todos estar a la última, dotarse de la información relevante, saber lo que se está pidiendo, “y estar a la altura para tener, tanto en el diálogo con los gestores como con los clientes, una conversación diferente y mucho más comprometida”. Se trata de no caer en el greenwashing: “Desde los departamentos de marketing se ha hecho un trabajo espectacular y muchas entidades se han posicionado como muy verdes y con iniciativas de mucho impacto. Pero hay que ver cómo eso se traduce realmente en el fondo, en el proceso inversor del equipo gestor que conoces desde hace años: qué significa en términos de exclusiones y de integración de la sostenibilidad en el proceso de inversión”. Hay que demostrar que el cambio no es marketing, sino algo genuinamente estructural”.
Una transformación que afecta a todo y todos
“La transformación ha requerido un intenso trabajo para crear nuestra metodología de rating ASG, que analiza la integración de la sostenibilidad y su impacto en cada uno de nuestros fondos recomendados. Para ello, se ha requerido una importante labor de coordinación: a nivel equipo hemos establecido una coordinación interna de sostenibilidad; en Quality Funds ha supuesto un vuelco espectacular porque todos hemos tenido que involucrarnos para transformar nuestros procesos y convertirnos en selectores de impacto”, cuenta Gisela Medina. La mutación va mucho más allá de nuestro ámbito. “A nivel corporativo, en BBVA, se está introduciendo esta dimensión de sostenibilidad en todos y cada uno de los procesos y procedimientos e impregna lo que hacemos y cómo lo comunicamos: el objetivo es ser rigurosos y contar genuinamente lo que estamos haciendo más allá de las palabras grandilocuentes”.
Los cambios son incuestionables. “Tenemos equipos que antes no existían, equipos especializados en sostenibilidad, en temática. Y todo ello estableciendo una red con todos los demás gestores para ir, por un lado, transmitiendo lo que vamos descubriendo y aprendiendo; y, por otro, incorporar los procesos externos que se necesitan en un principio para ir, poco a poco, montando un sistema propio interno”, afirma Vicente López, gestor y selector de fondos en Bankinter Gestión.
Coincide en destacar la importancia de la regulación en este ámbito de la sostenibilidad y la gran ambición de la misma. Además, hace hincapié en el cambio que ha provocado a la hora de seleccionar e invertir: de fijarse en el binomio rentabilidad-riesgo a hacerlo en el trinomio rentabilidad-riesgo-sostenibilidad. “Este último componente lo vamos a tener que añadir a todas las carteras”.
El impacto en la formación y los procedimientos
Pablo García, responsable de Arquitectura Abierta y Selección de ETF de CaixaBank AM, cuenta que la disrupción que ha supuesto la dimensión de la sostenibilidad ha llevado a la entidad a crear departamentos y comités nuevos especializados en ISR. A nivel de equipo, explica que a lo primero que afecta es a la formación: “Hay que educar y formar. En nuestro caso, esto nos ha llevado a que cada miembro del equipo tenga una acreditación en inversiones ASG. Eso fue en la primera fase y, lógicamente, se ha ido extendiendo al resto de equipos de la gestora”.
Y el otro ámbito principal al que ha afectado dentro del equipo de Arquitectura Abierta y Selección de Fondos ha sido al de los procedimientos. “Se han tenido que diseñar procedimientos específicos. Pero no solo para la gestión de los fondos, es decir, no solo determinar si son artículo 6, 8 o 9, sino que hay que contar con una serie de integración, de reporting que, evidentemente, impacta en la gestión de los fondos, tanto fondos de fondos como fondos de inversión directa. Eso es un nuevo procedimiento que se ha incorporado”. En la parte de selección de fondos, Pablo García explica que también se ha creado un procedimiento de integración de procesos ASG: “Es un proceso que también va a tener impacto dentro del equipo”.
Invertir de forma sostenible es evitar riesgos
José María Martínez-Sanjuan, responsable global de Selección de Fondos de Santander Wealth Management, pone encima de la mesa un aspecto clave a tener en cuenta a la hora de valorar los cambios que se están produciendo: invertir de forma sostenible también es evitar riesgos. Explica que han creado un equipo exclusivo, experto en temas ASG, que elabora ratings sobre todos los fondos que existen en el mercado y han adaptado los procesos de due diligence para tener en cuenta los criterios de sostenibilidad.
Añade que están haciendo un esfuerzo ingente por dotar de producto sostenible a la lista recomendada de fondos de terceros: “Estamos aumentando la velocidad a la que incluimos fondos de inversión en los distintos asset class para que se pueda construir una cartera suficientemente diversificada y con sesgo sostenible”. Asegura que incluso están también analizando temas de impacto, “pero de impacto real porque igual que hay greenwashing, también hay impact washing”.