La banca privada continúa inmersa en un proceso de concentración, abocada fundamentalmente por una ola de hiperregulación, que ha presionado los márgenes del negocio de unas entidades que precisan ganar escala para seguir creciendo. En el marco de la XXXV edición del Think Tank BNY Mellon, una iniciativa producida por FundsPeople en asociación con BNY Mellon Investment Management, responsables de varias entidades reflexionan acerca de las principales claves y desafíos de este fenómeno.
Este contexto de consolidación coincide además con un hervidero en el mercado de fichajes de banqueros, un baile de sillas que se prolongará de acuerdo con el CEO de Andbank España, Ignacio Iglesias. “Siempre estamos buscando talento para conseguir a los mejores profesionales que nos permitan ofrecer el mejor servicio para diferenciarnos”, apunta.
Respecto a los movimientos corporativos, Iglesias sostiene que la concentración del negocio es necesaria para crecer y, además, es otra forma de incorporar talento. En este sentido, indica que “tenemos claro que tiene que haber un tamaño crítico de consolidación” y que “hay interés en negocios con un tamaño superior a los 1.000 millones de euros, aunque siempre depende del precio”.
Para el CEO de Andbank España, la intensa actividad regulatoria, que puede llegar a ser ineficiente en muchos casos, supone un mayor coste para la banca privada especializada no ligada a grandes grupos bancarios por una cuestión de tamaño, dado que dispone de menores recursos ociosos para dar respuesta a todas las materias.
Dos factores que pueden frenar el frenesí en el mercado de fichajes
El banquero privado se ha convertido en una de las figuras más codiciadas del panorama bancario en los últimos años. Para no quedarse atrás en el crecimiento del negocio, las diferentes firmas se lanzaron a engordar las plantillas a base de contrataciones de otras entidades, pero según Gonzalo Rodríguez-Fraile, CEO de A&G Banca Privada, este frenesí en el baile de sillas podrías estar a punto de moderarse.
Rodríguez-Fraile atribuye esta posible relajación a dos factores. En primer lugar, al estigma que puede empezar a suponer para estos profesionales el incesante cambio de empresa. Y, en segundo lugar, a la incertidumbre y las caídas del mercado, que no contribuyen al acercamiento del cliente con el banquero y la entidad.
Donde no ve un freno es en los movimientos corporativos. “La regulación va a obligar a que continúe la tendencia de consolidación en el sector”, augura.
Frenar la huida de banqueros con un sistema de remuneración eficiente
Mientras, el director de Renta 4 Banca Privada, José María Ferrer Campo, recuerda que quién paga el precio final en esta guerra de fichajes de profesionales es el cliente y “hay que analizar si está dispuesto a hacerlo y si merece la pena”.
En este sentido y para evitar la constante huida de banqueros, ve necesaria la creación de un sistema de remuneración eficiente que consiga alinear los intereses de estos profesionales con los del banco y los del cliente.
“Si un banquero lo hace bien y hace ganar dinero al cliente y al banco, hay que premiarle y esta recompensa debe figurar en su remuneración variable. Muchas veces nos olvidamos de esto porque somos cortoplacistas y solo miramos la masa salarial. También hay que proporcionarle los recursos, servicios y capacidades para que se sienta mejor que en ningún otro sitio”, sostiene.
Por otro lado, Ferrer coincide en que la intensa actividad regulatoria de los últimos años aboca a una mayor consolidación al sector. Según argumenta, “las labores administrativas que exigen el cumplimiento de estas normas restan mucho tiempo de trabajo en gestión y captación. De modo que, para ser eficiente y rentable, un banco necesita masa crítica. Por este motivo, la viabilidad de las entidades independientes de pequeño tamaño es reducida porque, aunque tengan todo el sentido del mundo, no tienen los recursos suficientes para aguantar”.
El impacto de Basilea III y FATCA
El director general de Marketing de Singular Bank, Luis Moreno, hace referencia a las dos normativas que han afectado más a la banca privada en los últimos años. Por un lado, FATCA, que provocó un fuerte incremento del trabajo dedicado a cumplimiento normativo. Y, por otro lado, Basilea III, cuyas mayores exigencias de capital han impulsado ajustes entre los grandes actores de banca universal nacionales y, por lo tanto, reducciones de plantilla o la integración de los equipos de banca privada en la red de las entidades.
“Es un constante cambio de normas y la adaptación supone un coste enorme. Se ha conformado un caldo de cultivo que obliga a ser parte activa de los procesos de concentración o a crecer vía orgánica a través de fichajes de banqueros”, subraya.
“Así, se ha creado una tendencia de huida de profesionales de estos bancos universales, que terminan ‘quemados’ y contagiando a sus clientes. Y, mientras, los internacionales tiran de talonario en la guerra de fichajes, si bien exigiendo siempre retorno de la inversión”, explica el directivo de Singular Bank, banco que también ha participado en estos movimientos corporativos con la reciente adquisición de la unidad de banca privada doméstica (Wealth Management) de UBS en España.