Los tipos de interés están muy bajos y así se van a quedar durante mucho tiempo. El paso del COVID-19 por el mundo ha alargado este contexto tan complicado para la gestión de la renta fija, y por tanto, también para ese cliente conservador, el mayoritario en España, que busca rentabilidad sin apenas asumir riesgo. Ante esta situación algo ha comenzado a cambiar en esas carteras, aunque la renta fija no ha desaparecido ni mucho menos de ellas: “Sigue siendo parte de las carteras de los clientes por varios motivos. El primero, por el componente diversificador; y el segundo, por el elemento refugio de la renta fija de gobiernos”, afirma Carlos Pérez, director general de Inversiones y Productos de Singular Bank, en el marco de la XXIV edición del Think Tank BNY Mellon.
Considera que es necesario centrarse en cómo las carteras de los clientes conservadores tienen que cambiar y en explicar bien los nuevos riesgos que se asumen, tanto de crédito, duración como de liquidez. Una opción a añadir que sustituya parte de la renta fija es la gestión alternativa, donde Carlos Pérez aprecia islas de valor: “En esa búsqueda de rentabilidad hemos ido de lo más seguro a lo que tiene más spread demasiado deprisa. Pero creo que entre el investment grade y el high yield hay bastantes parcelas de renta fija que pueden ser atractivas”.
Entre ellas, los préstamos sénior (senior loan). Explica que es uno de los mercados más líquidos en originación que hay en Europa. “Sí que es verdad que tiene un componente ilíquido, pero creo que tiene varias características que encajan muy bien en las carteras de clientes de banca privada. Por ejemplo, estos préstamos normalmente se emiten a 7-7,5 años, pero con un cupón flotante cada seis meses, con lo cual tienes una combinación casi perfecta”.
Además, comenta que si se hace un backtesting y se observa lo ocurrido en 2008-2009, se aprecia que el máximo drawdown que tuvieron los senior loan fue significativamente inferior al del high yield, al tiempo que los senior loans se recuperaron bastante más rápido que la renta fija de alto rendimiento, “con lo cual no es que hayamos encontrado una mina de oro porque no las hay, pero en determinadas proporciones, con determinados clientes, en un horizonte de inversión a largo plazo, 2-3 años, este tipo de instrumentos son muy interesantes”.
Aunque se habla mucho de la enorme complicación a la que se enfrentan actualmente los gestores de renta fija, el director general de Inversiones y Productos de Singular Bank, recuerda que en el año 92 se vivió una caída de los bonos italianos de casi el 20% sin olvidar lo ocurrido en los mercados en 2008 y 2009: “La dificultad de la gestión de la renta fija siempre ha estado ahí, lo que pasa es que antes había carry, cupones, que no eran los de ahora, y lógicamente el mercado ha evolucionado hacia otras clases de activos dentro de la renta fija que no existían entonces, pero la gestión sigue siendo igual de complicada”.
Respecto al papel de los ETF de renta fija, comenta que lo que hay que distinguir es si se quiere un alfa cara o una beta barata: “Si queremos invertir en una clase de activo o en una región y hay gestores activos que son capaces de ofrecer alfa y pagarse esa gestión, no hay problema en usar la gestión activa. Y en el caso de las clases de activos donde vemos que consistentemente el gestor no es capaz de pagarse esa comisión, no hay ningún problema en utilizar un ETF”. “Por lo tanto, el ETF no es bueno ni malo, es algo más que está aquí para quedarse. El boom que ha tenido es espectacular, y creo que lo que tenemos que intentar ver es cómo combinarlo de la mejor manera posible en las carteras de los clientes”, añade.