CaixaBank: “Ser un nicho de mercado y aspirar a competir con las grandes entidades es absurdo”

La competencia en banca privada, en lo que respecta al número de entidades, se concentra en los clientes con patrimonios más elevados, aproximadamente en los que tienen cinco o más de cinco millones de euros. Es en este segmento en el que se centran todas las entidades extranjeras. Lo explica, en el marco de la celebración del XXIII Think Tank BNY Mellon, Víctor Allende, director ejecutivo de Banca Privada y Banca Premier de CaixaBank, quien también añade que curiosamente es también en el segmento que más crece la entidad: “El crecimiento que tenemos en clientes wealth es claramente el mayor de entre todos los subsegmentos que tenemos, por lo que se produce la paradoja de que el mayor incremento lo tenemos donde teóricamente la competencia es mayor”.

Respecto al proceso de concentración que se está viviendo en el sector, cree que las boutiques tienen, y seguirán teniendo, un hueco en el mercado, pero en la medida en que su nicho de mercado sea estrictamente puro. “Lo que creo que no tiene ningún sentido es la existencia de jugadores pequeños que intentan competir con herramientas similares a las de los grandes bancos. Es decir, ser un nicho de mercado y aspirar a competir con las grandes entidades en asesoramiento no independiente me parece absurdo”.

Aunque la entidad se nutre fundamentalmente del talento interno, en 2019 también se realizaron fichajes de gestores, más de 10, unas contrataciones que poco tienen que ver con las que se realizaban hace tiempo en lo que respecta al perfil del contratado. “Hace ya bastante años se fichaba pensando sobre todo en la cartera del gestor. Esto ha cambiado de forma sustancial, por lo menos en nuestro caso. Ahora buscamos gente que no tiene por que tener demasiada experiencia en el mercado; lo que buscamos es una peculiaridad profesional más que el tamaño de una cartera. La experiencia nos dice que el traslado de la cartera de un gestor de banca privada de una entidad a otra es muy relativo”.

Víctor Allende también ha reflexionado sobre la evolución de las estructuras de las entidades de banca privada. Comenta que en teoría los incrementos de las capacidades digitales y la transformación de la tipología de productos y de la cartera subyacente debería traducirse en un aumento del número de clientes en cartera por gestor, “sin embargo, lo que hemos visto  en los últimos años es que los incrementos de las capacidad digitales, que han sido enormes, se han contrarrestado con el aumento de la presión regulatoria; y las transformaciones de cartera y de productos se han contrarrestado claramente con el incremento del servicio y, por tanto, honestamente no vemos motivo para incrementar el numero de clientes”. En CaixaBank, de hecho, han hecho justo lo contrario. En 2019 aumentaron en 105 los gestores de banca privada, lo que ha reducido el numero de clientes en cartera por gestor “porque entendíamos que era un negocio por el que había que apostar”.

Sobre la regulación, el director ejecutivo de Banca Privada y Banca Premier de CaixaBank, asegura que hay que empezar a pensar en MiFID III.  “Si pensamos que MiFID III simplemente será un paso adicional y un refuerzo de determinadas variables desde el punto de vista de la transparencia, todos podemos seguir haciendo más o menos lo mismo que hacemos ahora. Pero si piensas que MiFID III va a suponer de nuevo otro big bang, más te vale empezar la transformación desde ahora”. En su opinión se va a dificultar todavía bastante más la existencia de las comisiones de comercialización (retrocesiones) o incluso se va a provocar su desaparición: “Y si ese va a ser, como ya es en algún otro país, el destino final de las comisiones de esta industria, hay que hacer una reflexión al respecto y hay que empezar a hacer el tránsito”.

También se abordaron las inversiones alternativas. Víctor Allende destacó que la entidad lleva 12 años haciendo capital riesgo. “En términos relativos, tenemos cerca de 2.000 millones de euros de capital comprometido en capital riesgo, vivo es en torno a 850 millones de euros, y tenemos 15.000 clientes detrás invertidos en capital riesgo. Empezamos con 250.000 euros de mínimo hace 12 años y hoy estamos en 100.000 euros, y ahí nos vamos a quedar”. Asegura que el peso de estas inversiones va a ser siempre relativo: “Nos gustaría hacer unos 600, 700 millones cada año en nuevos capitales comprometidos porque dado que va venciendo lo que tenemos se necesitan hacer esos volúmenes para seguir manteniendo el saldo”

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