Belén García-Moya (BBVA Banca Privada): “Con tipos negativos la banca privada debe marcar la diferencia”

La competencia en el negocio de banca privada es muy elevada, en general. Pero hay diferencias según los diferentes segmentos. En el marco del XXIII Think Tank BNY Mellon, Belén García-Moya, directora de Asesoramiento y Altos Patrimonios de BBVA Banca Privada, explica que en la parte de altos patrimonios los competidores más activos, a parte de las entidades domésticas con más cuota de mercado, son las entidades extranjeras, “que están en algunos casos presentes en España para realizar este negocio de manera muy especializada. Ahí es donde nosotros nos encontramos con más competidores”. Aunque tampoco es algo que preocupe demasiado a la entidad: “Nosotros nos centramos en ofrecer un servicio personalizado, con unos banqueros privados con muy buena formación y mucho expertise en el Asesoramiento Global, y que además, cuentan con el soporte de los especialistas de las distintas unidades del grupo BBVA, y con unas herramientas tecnológicas que nos permiten ofrecer un asesoramiento global de mucha calidad, sobre el conjunto de todo el patrimonio de nuestros clientes”.

La competencia crece, la presión sobre los márgenes también y  la regulación es más férrea tras MiFID II, “por eso hay que cuidar mucho el número de clientes por banquero privado sobre todo en un entorno como el actual. Al final, lo que está en juego es la imagen del banco, ya que la confianza del cliente en su banquero se basa fundamentalmente en el buen servicio que le pueda prestar”.

 La concentración es otro de los procesos que está viviendo el sector. Desde el punto de vista de Belén García-Moya las concentraciones que se están produciendo son, sobre todo, de entidades pequeñas, de agentes, de empresas de servicios de inversión o de agencias de valores. “La exigencia regulatoria exige tantas inversiones en sistemas y tecnología que es necesario contar con un volumen de activos bajo gestión muy relevante para poder acometer todos estos cambios. En 2018 fue MiFID, pero seguro que vendrán otras más. Los procesos de concentración en las entidades pequeñas se deben precisamente a que necesitan tener pulmón financiero suficiente para poder invertir constantemente en todos los  desarrollos necesarios para atender a las exigencias solicitadas por la nueva regulación”.

Toda esta presión se produce en un contexto de tipos de interés cero o negativos que exige replantearse muchas cosas, entre ellas las estrategias y soluciones que se le ofrecen al cliente. La directora de Asesoramiento y Altos Patrimonios de BBVA Banca Privada, asegura que “en este escenario es en banca privada donde tenemos que marcar la diferencia. Nuestro trabajo ahora más que nunca consiste en realizar una gestión muy activa, flexible y dinámica. Nosotros ya combinamos la gestión activa en nuestras  carteras, en nuestros modelos, con la gestión pasiva, incorporamos también nuevos factores o primas de riesgo como fuentes generadoras de rentabilidad, dando entrada al factor investing y smart beta. Además, estamos invirtiendo en megatendencias porque estamos convencidos de que los desarrollos tecnológicos, la digitalización o el big data van a hacer de las megatendencias los nuevos motores del crecimiento global. De hecho, en nuestras carteras invertimos también en temáticas y en tendencias que se puedan beneficiar de este crecimiento futuro”.

Cuenta que, además, están siendo muy activos en la parte de alternativos: “Actualmente observamos mucha  demanda este tipo de activo por su efecto diversificador y su descorrelación con otros activos, pero siempre insistimos en que la inversión alternativa tiene que ser un complemento de la estructura troncal de las carteras de nuestros clientes y siempre marcando unos límites máximos. Es muy importante que el cliente privado siempre tenga en la cabeza lo que supone la renuncia a la liquidez que conlleva la inversión alternativa”.

Compartir en:

Noticias Relacionadas